En la reciente masterclass organizada por Unegocios FEN U. de Chile, la experta Carla Rojas expuso evidencia contundente: la igualdad de género no es solo justicia social, también aumenta la rentabilidad, reduce costos y mejora la competitividad empresarial.
La igualdad de género dejó de ser una agenda exclusivamente social o normativa: hoy es una palanca de negocio. En la masterclass “Equidad con propósito: desafíos del enfoque de género en las organizaciones chilenas”, organizada por Unegocios FEN U. de Chile, la académica Carla Rojas defendió con datos y casos, cómo integrar la perspectiva de género mejora la rentabilidad, reduce costos y fortalece la reputación corporativa.
Rojas, directora académica del Diplomado en Perspectiva de Género para la Gestión de Organizaciones, sostuvo que la participación laboral femenina en Chile (52,9%) sigue por debajo del promedio OCDE (66%), y advirtió que sin cerrar esa brecha el país no avanzará hacia un desarrollo pleno. “La equidad de género no es solo justicia social; es una estrategia que aporta resultados medibles”, afirmó, y agregó que empresas con mayor presencia femenina y diversidad sexogenérica muestran mejores márgenes y desempeño.
Los mitos que cuestan millones
Durante su presentación, la experta desmontó una de las creencias más instaladas en el mundo corporativo: que integrar mujeres a la fuerza laboral es “más costoso”. Con evidencia en mano, explicó que los principales costos asociados a ausentismo prolongado y accidentes graves recaen mayoritariamente en trabajadores hombres, desafiando la narrativa tradicional que responsabiliza a las mujeres de una mayor carga económica en las organizaciones.
También advirtió sobre los costos ocultos de no actuar: “Un caso de acoso comprobado puede costar hasta US$100 mil, sin incluir el daño reputacional, la pérdida de talento y la caída de productividad”, sostuvo, enfatizando que ignorar estas variables no solo es injusto, sino financieramente riesgoso.
Lo que no se mide, no se transforma
Rojas destacó que los avances tangibles no se logran por iniciativas aisladas, sino mediante diagnóstico, indicadores y gestión del cambio. “No se puede transformar lo que no se mide”, señaló, reafirmando la necesidad de trabajar con KPIs claros que permitan monitorear brechas en reclutamiento, promociones, salario, salud organizacional y desarrollo de liderazgo.
Para ilustrarlo, mencionó hitos recientes en industrias tradicionalmente masculinizadas: la participación femenina en minería que creció de manera acelerada en la última década, y el efecto de normativas que hoy exigen cuotas mínimas de inclusión para adjudicar contratos públicos. “Cuando las decisiones se apoyan en datos y no en percepciones, los cambios dejan de ser aspiracionales y se vuelven estructurales”, agregó.
Equidad como ventaja competitiva
Más allá del cumplimiento, la académica defendió un enfoque estratégico: combinar formación, medición y transformación cultural para construir organizaciones más competitivas. “Liderar con perspectiva de género convoca a hombres, mujeres y diversidades. No es un tema de mujeres, es un tema de resultados”, enfatizó.
El cierre de la masterclass dejó un mensaje claro: la igualdad de género con propósito no es filantropía, es inversión en productividad, sostenibilidad y liderazgo organizacional. Las empresas que lo entienden hoy no solo cumplen estándares, construyen ventaja competitiva para la próxima década.
Revive la masterclass en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=DMvi3hTVzSk